8 Unos nos ensalzan y otros nos desprecian; unos nos difaman y otros nos alaban: nos consideran impostores, siendo así que proclamamos la verdad;
9 nos ponen en trance de muerte, pero seguimos con vida; nos castigan, pero sin que la muerte nos alcance.
10 Nos imaginan tristes, y estamos siempre alegres; parecemos pobres, y enriquecemos a muchos; damos la impresión de no tener nada, y lo tenemos todo.
11 Acabo de desahogarme con vosotros, corintios, y es como si el corazón se me hubiera ensanchado.
12 No ha sido mezquino mi amor; el vuestro, en cambio, sí lo ha sido.
13 Ensanchad también vuestro corazón —como a hijos os lo pido— y corresponded a mi amor.
14 No os asociéis con los incrédulos formando una pareja desigual. ¿Acaso tiene algo que ver la rectitud con la maldad? ¿Tienen algo en común la luz y las tinieblas?