2 Pero no midas el patio exterior; déjalo aparte, porque ha sido entregado como botín a las naciones, que hollarán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.
3 Será entonces cuando yo envíe a mis dos testigos, para que, austeramente vestidos, proclamen el mensaje profético de Dios durante mil doscientos sesenta días.
4 Me refiero a los dos olivos y a los dos candeleros que se mantienen firmes en presencia del Señor de la tierra.
5 ¡Que nadie intente hacerles daño, pues de su boca sale fuego que devora a sus enemigos; irremisiblemente debe perecer quien intente hacerles daño!
6 Tienen poder para cerrar el cielo e impedir que llueva mientras proclaman su mensaje profético; pueden convertir el agua en sangre; pueden herir la tierra cuantas veces quieran con toda clase de calamidades.
7 Pero, una vez concluido su testimonio, surgirá del abismo la bestia, que entrará en combate contra ellos, los derrotará y los matará.
8 Sus cadáveres estarán expuestos al público en la plaza de la gran ciudad a la que se da el nombre simbólico de Sodoma y Egipto, y en la que fue también crucificado su Señor.