3 Entonaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes y de los ancianos; un cántico que nadie era capaz de cantar, fuera de los ciento cuarenta y cuatro mil rescatados de la tierra.
4 Estos son los que no se contaminaron con la idolatría manteniéndose vírgenes, los que forman el cortejo perenne del Cordero, los rescatados de entre la humanidad como primeros frutos para Dios y para el Cordero,
5 los de palabras sinceras y de conducta intachable.
6 Vi también otro ángel que volaba por lo más alto del cielo. Tenía un evangelio eterno que anunciar a los habitantes de la tierra; a todas las razas, naciones, lenguas y pueblos.
7 Decía con voz poderosa:— Temed a Dios y dadle gloria, porque ha sonado la hora del juicio. Adorad al creador del cielo y de la tierra, del mar y de los manantiales de agua.
8 Un segundo ángel lo seguía, proclamando:— ¡Por fin cayó la orgullosa Babilonia*, la que emborrachó al mundo entero con el vino de su desenfrenada lujuria!
9 Y un tercer ángel seguía a los dos anteriores, clamando con voz poderosa:— ¡Adorad, si queréis, a la bestia y a su imagen! ¡Dejaos tatuar su marca, si os place, en la frente o en la mano!