1 ¡Habéis resucitado con Cristo! Orientad, pues, vuestra vida hacia el cielo, donde está Cristo sentado junto a Dios.
2 Poned el corazón en las realidades celestiales y no en las de la tierra.
3 Porque habéis muerto y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
4 Cuando Cristo, vida vuestra, se manifieste, también vosotros apareceréis llenos de gloria junto a él.
5 Destruid lo que hay de mundano en vosotros: la lujuria, la impureza, las pasiones desenfrenadas, los malos deseos y la avaricia, que es una especie de idolatría.
6 Esto es lo que enciende la ira de Dios sobre quienes se niegan a obedecerlo;
7 es también lo que en otro tiempo constituyó vuestra norma de conducta y de vida.