8 “¡De ninguna manera, Señor —respondí—, pues jamás entró en mi boca nada profano o impuro!”.
9 La voz replicó por segunda vez desde el cielo: “No consideres tú profano lo que Dios ha purificado”.
10 Esto ocurrió por tres veces, y después todo volvió al cielo.
11 En ese mismo momento llegaron tres hombres a la casa donde me encontraba. Venían a buscarme desde Cesarea,
12 y el Espíritu me había dicho que los acompañara sin ningún reparo.Mis seis acompañantes, aquí presentes, entraron conmigo en casa de aquel hombre,
13 que nos refirió cómo en su propia casa se le había aparecido un ángel para decirle: “Envía a alguien a Jope y haz venir a Simón, a quien también se conoce como Pedro.
14 Él te hablará de algo que puede ser tu salvación y la de tu familia”.