8 Estas palabras alarmaron a la gente y a los magistrados;
9 así que exigieron a Jasón y a los demás que depositasen una fianza para dejarlos en libertad.
10 Al caer la noche, sin más dilación, los hermanos encaminaron a Pablo y a Silas hacia Berea. Llegados allí, no tardaron en acudir a la sinagoga judía.
11 En Berea, los judíos eran de mejor talante que los de Tesalónica, y recibieron el mensaje con gran interés, estudiando asiduamente las Escrituras para comprobar si las cosas eran realmente así.
12 Muchos de ellos creyeron, e incluso entre los no judíos hubo un gran número de señoras distinguidas y de hombres que abrazaron la fe.
13 Pero cuando los judíos de Tesalónica se enteraron de que Pablo estaba anunciando el mensaje de Dios en Berea, fueron allá para incitar y alborotar a la plebe.
14 Así que, sin pérdida de tiempo, los hermanos condujeron a Pablo hasta la costa; Silas y Timoteo se quedaron en Berea.