9 Sentado en el antepecho de la ventana estaba un joven llamado Eutiquio, quien, como se alargaba la plática de Pablo, comenzó a dormirse. Vencido ya completamente por el sueño, cayó desde el tercer piso abajo. Cuando lo recogieron, estaba muerto.
10 Pablo bajó rápidamente y se tendió sobre él. Lo tomó luego en sus brazos y les dijo:— ¡No os preocupéis, está vivo!
11 Subió otra vez y continuó con el partimiento del pan; y, una vez que hubo comido, prolongó su charla hasta el amanecer. Concluido todo, se marchó.
12 En cuanto al muchacho, lo llevaron vivo, y todos se sintieron muy consolados.
13 Como Pablo había decidido hacer el viaje por tierra, nosotros zarpamos con tiempo suficiente rumbo a Asón con el fin de recogerlo allí.
14 Cuando se nos unió en Asón, subió a bordo con nosotros y navegamos hasta Mitilene.
15 Zarpando de allí, al día siguiente pasamos a la altura de Quío* y llegamos a Samos un día después*. Navegamos un día más y arribamos a Mileto.