25 Se disponían ya a salir, sin haberse puesto de acuerdo entre ellos mismos, cuando Pablo les dirigió estas palabras:— Con razón dijo el Espíritu Santo a vuestros antepasados por medio del profeta Isaías:
26 Ve a decir a este pueblo: “Escucharéis, pero no entenderéis; miraréis, pero no veréis”.
27 Porque el corazón de este pueblo está embotado. Son duros de oído y tienen cerrados los ojos para no ver, ni oír, ni entender, ni convertirse a mí para que yo los cure .
28 Sabed, pues —añadió Pablo—, que el mensaje salvador de Dios ha sido ofrecido a los no judíos; ellos sí que le prestarán atención.
29 [Al pronunciar Pablo estas palabras, los judíos se marcharon discutiendo entre sí acaloradamente].
30 Pablo vivió dos años enteros en una casa alquilada por él mismo, y allí recibía a cuantos iban a visitarlo.
31 Podía anunciar el reino de Dios sin impedimento y enseñar con plena libertad cuanto se refiere a Jesucristo, el Señor.