8 Pedro, lleno del Espíritu Santo, les respondió:— Jefes del pueblo y ancianos:
9 hoy ha sido curado un enfermo, y se nos pregunta quién lo ha curado.
10 Pues bien, habéis de saber, tanto vosotros como todo el pueblo israelita, que este hombre se encuentra ahora sano ante vuestros ojos gracias a Jesús de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios ha resucitado.
11 Él es la piedra rechazada por vosotros los constructores, pero que ha resultado ser la piedra principal.
12 Ningún otro puede salvarnos*, pues en la tierra no existe ninguna otra persona a quien Dios haya constituido autor de nuestra salvación.
13 Cuando vieron la seguridad con que se expresaban Pedro y Juan, que eran hombres sin cultura y sin instrucción, no salían de su asombro. Por una parte, no podían menos de reconocer que Pedro y Juan habían sido compañeros de Jesús;
14 por otra, allí estaba de pie, junto a ellos, el hombre que había sido curado. Así que, no sabiendo cómo replicarles,