5 Escuchar Ananías estas palabras y caer muerto al suelo fue todo uno, por lo que cuantos lo oyeron quedaron sobrecogidos de temor.
6 En seguida se acercaron unos jóvenes, amortajaron el cadáver y lo llevaron a enterrar.
7 Unas tres horas más tarde llegó su mujer, que ignoraba lo sucedido.
8 Pedro le preguntó:— Dime, ¿es este el valor total de la finca que vendisteis?Ella contestó:— Sí, ese es.
9 Pedro le replicó:— ¿Por qué os habéis confabulado para provocar al Espíritu del Señor? Escucha, ya se oyen a la puerta los pasos de los que vuelven de enterrar a tu marido; ahora te llevarán a ti.
10 Al instante cayó a sus pies y expiró. Cuando entraron los jóvenes, era ya cadáver; así que se la llevaron y la enterraron junto a su marido.
11 Como resultado de esto, la Iglesia entera y todos los que llegaron a saberlo quedaron sobrecogidos de temor.