14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que Samaría había acogido favorablemente el mensaje de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan.
15 Llegaron estos y oraron por los samaritanos para que recibieran el Espíritu Santo,
16 pues aún no había descendido sobre ninguno de ellos; únicamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús, el Señor.
17 Les impusieron, pues, las manos y recibieron el Espíritu Santo.
18 Al ver Simón que cuando los apóstoles imponían las manos se impartía el Espíritu, les ofreció dinero,
19 diciendo:— Concededme también a mí el poder de que, cuando imponga las manos a alguno, reciba el Espíritu Santo.
20 — ¡Al infierno tú y tu dinero! —le contestó Pedro—. ¿Cómo has podido imaginar que el don de Dios es un objeto de compraventa?