37 Si no realizo las obras de mi Padre, no me creáis;
38 pero, si las realizo, fiaos de ellas, aunque no queráis fiaros de mí. De este modo conoceréis y os convenceréis de que el Padre está en mí, y yo en el Padre.
39 A la vista de estos discursos, los judíos intentaron, una vez más, apresar a Jesús; pero él se les escapó de las manos.
40 Jesús se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde tiempo atrás había estado bautizando Juan, y se quedó allí.
41 Acudía a él mucha gente, y decían:— Cierto que Juan no hizo ningún milagro, pero todo lo que dijo acerca de este era verdad.
42 Y fueron muchos los que en aquella región creyeron en él.