5 Después echó agua en una palangana y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura.
6 Cuando le llegó la vez a Simón Pedro, este le dijo:— Señor, ¿vas a lavarme los pies tú a mí?
7 Jesús le contestó:— Lo que estoy haciendo, no puedes comprenderlo ahora; llegará el tiempo en que lo entiendas.
8 Pedro insistió:— Jamás permitiré que me laves los pies.Jesús le respondió:— Si no me dejas que te lave, no podrás seguir contándote entre los míos.
9 Le dijo entonces Simón Pedro:— Señor, no sólo los pies; lávame también las manos y la cabeza.
10 Pero Jesús le replicó:— El que se ha bañado y está completamente limpio, sólo necesita lavarse los pies*. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos.
11 Jesús sabía muy bien quién iba a traicionarlo; por eso añadió: “No todos estáis limpios.”