33 Vended vuestros bienes y repartid el producto entre los necesitados. Haceos así un capital que no se deteriora, riquezas inagotables en los cielos, donde no hay ladrones que entren a robar ni polilla que destruya.
34 Pues donde tengáis vuestra riqueza, allí tendréis también el corazón.
35 Estad preparados y mantened vuestras lámparas encendidas.
36 Sed como criados que están esperando que el amo regrese de una boda, listos para abrirle la puerta en cuanto llegue y llame.
37 ¡Felices aquellos criados a quienes el amo, al llegar, los encuentre vigilando! Os aseguro que los hará sentarse a la mesa y él mismo se pondrá a la tarea de servirles la comida.
38 Felices ellos si al llegar el amo, ya sea a medianoche o de madrugada, los encuentra vigilando.
39 Pensad que si el amo de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, impediría que le perforaran la casa.