3 Comenzó Juan a recorrer las tierras ribereñas del Jordán proclamando un bautismo como signo de conversión para recibir el perdón de los pecados.
4 Así estaba escrito en el libro del profeta Isaías: Se oye una voz; alguien clama en el desierto: “¡Preparad el camino del Señor; abrid sendas rectas para él!
5 ¡Que se nivelen los barrancos y se allanen las colinas y las lomas! ¡Que se enderecen los caminos sinuosos y los ásperos se nivelen,
6 para que todo el mundo contemple la salvación que Dios envía!”.
7 Decía, pues, Juan a la mucha gente que venía para que la bautizara:— ¡Hijos de víboras! ¿Quién os ha avisado para que huyáis del inminente castigo?
8 Demostrad con hechos vuestra conversión y no andéis pensando que sois descendientes de Abrahán. Porque os digo que Dios puede sacar de estas piedras descendientes de Abrahán.
9 Ya está el hacha preparada para cortar de raíz los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.