36 de manera que los enemigos de cada uno serán sus propios familiares.
37 El que quiera a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí. El que quiera a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
38 Y el que no esté dispuesto a tomar su cruz para seguirme, tampoco es digno de mí.
39 El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que, por causa de mí, la pierda, ese la salvará.
40 El que os reciba a vosotros, es como si me recibiera a mí, y el que me reciba a mí, es como si recibiera al que me envió.
41 El que reciba a un profeta por tratarse de un profeta, tendrá la recompensa que corresponde a un profeta, y el que reciba a un justo por tratarse de una persona justa, tendrá la recompensa que corresponde a una persona justa.
42 Igualmente el que dé un vaso de agua fresca al más insignificante de mis discípulos precisamente por tratarse de un discípulo mío, os aseguro que no quedará sin recompensa.