28 Entonces Jesús le respondió:— ¡Grande es tu fe, mujer! ¡Que se haga lo que deseas!Y su hija quedó curada en aquel mismo instante.
29 Marchando de allí, Jesús se dirigió a la orilla del lago de Galilea. Cuando llegó, subió al monte y se sentó.
30 Se le acercó mucha gente, trayendo consigo cojos, ciegos, tullidos, mudos y otros muchos enfermos. Los pusieron a los pies de Jesús, y él los curó a todos.
31 La gente estaba asombrada al ver que los mudos hablaban, los tullidos recobraban la salud, los cojos andaban y los ciegos veían. Y todos alabaron al Dios de Israel.
32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:— Me da lástima esta gente. Ya hace tres días que están conmigo y no tienen nada que comer. No quiero que se vayan en ayunas, no sea que desfallezcan por el camino.
33 Los discípulos le dijeron:— ¿No ves que estamos en un lugar apartado? ¿De dónde vamos a sacar suficiente pan para dar de comer a toda esta gente?
34 Jesús les preguntó:— ¿Cuántos panes tenéis?Ellos contestaron:— Siete y unos cuantos peces.