7 Entonces Herodes hizo llamar en secreto a los sabios para que le informaran con exactitud sobre el tiempo en que habían visto la estrella.
8 Luego los envió a Belén diciéndoles:— Id allá y averiguad cuanto os sea posible acerca de ese niño. Y cuando lo hayáis encontrado, hacédmelo saber para que también yo vaya a adorarlo.
9 Los sabios, después de oír al rey, emprendieron de nuevo la marcha, y la estrella que habían visto en Oriente los guió hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño.
10 Al ver la estrella, se llenaron de alegría.
11 Entraron entonces en la casa, vieron al niño con su madre María y, cayendo de rodillas, lo adoraron. Sacaron luego los tesoros que llevaban consigo y le ofrecieron oro, incienso y mirra.
12 Y advertidos por un sueño para que no volvieran adonde estaba Herodes, regresaron a su país por otro camino.
13 Cuando se marcharon los sabios, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:— Levántate, toma al niño y a su madre, huye con ellos a Egipto y quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.