33 Escuchad esta otra parábola: Una vez un padre de familia plantó una viña*, la cercó con una valla, construyó un lagar y levantó en ella una torre; luego la arrendó a unos labradores y se fue de viaje.
34 Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió sus criados para percibir de los labradores el fruto que le correspondía.
35 Pero los labradores, cayendo sobre los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.
36 El amo envió otros criados, en mayor número que la primera vez; pero los labradores hicieron lo mismo con ellos.
37 Por último envió a su propio hijo, pensando: “A mi hijo lo respetarán”.
38 Pero cuando los labradores vieron que se trataba del hijo del amo, se dijeron: “Este es el heredero. Matémoslo, y apoderémonos de su herencia”.
39 Y, echándole mano, lo arrojaron fuera de la viña y lo asesinaron.