6 Los jefes de los sacerdotes recogieron aquellas monedas y dijeron:— Este dinero está manchado de sangre. No podemos ponerlo en el cofre de las ofrendas.
7 Así que acordaron emplearlo para comprar un terreno conocido como el Campo del Alfarero y destinarlo a cementerio de extranjeros.
8 Por esta razón, aquel campo recibió el nombre de Campo de Sangre, que es el que ha conservado hasta el día de hoy.
9 Así se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías: Tomaron las treinta monedas de plata, que fue el precio de aquel a quien tasaron los israelitas,
10 y compraron con ellas el campo del alfarero, de acuerdo con lo que el Señor me había ordenado.
11 Jesús compareció ante el gobernador, el cual le preguntó:— ¿Eres tú el rey de los judíos?Jesús le contestó:— Tú lo dices.
12 Y ya no habló más, a pesar de que los sacerdotes y los ancianos no dejaban de acusarlo.