6 Pues voy a demostraros que el Hijo del hombre tiene autoridad en este mundo para perdonar pecados.Se volvió entonces al paralítico y le dijo:— Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa.
7 Y él se levantó y se fue a su casa.
8 Los que estaban allí presentes quedaron sobrecogidos al ver esto, y alabaron a Dios, porque había dado tal autoridad a los humanos.
9 Jesús continuó su camino. Al pasar vio a un hombre llamado Mateo* que estaba sentado en su despacho de recaudación de impuestos, y le dijo:— Sígueme.Mateo se levantó y lo siguió.
10 Más tarde, estando Jesús sentado a la mesa en casa de Mateo*, acudieron muchos recaudadores de impuestos* y gente de mala reputación, que se sentaron también a la mesa con Jesús y sus discípulos.
11 Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:— ¿Cómo es que vuestro Maestro se sienta a comer con esa clase de gente?
12 Jesús lo oyó y les dijo:— No necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos.