6 ¡De ningún modo! Pues ¿cómo podría Dios, en tal caso, juzgar al mundo?
7 Pero si mi infidelidad sirve para destacar y engrandecer la fidelidad de Dios, ¿por qué voy a ser condenado como si fuera un pecador?
8 Algunos calumniadores dicen que yo enseño aquello de “hacer el mal para que venga el bien”. ¡Esos tales tienen bien merecido el castigo!
9 En resumen, ¿tenemos o no tenemos ventaja los judíos? Ciertamente ninguna, pues acabamos de probar que tanto judíos como no judíos, todos están sometidos al dominio del pecado.
10 Así lo dice la Escritura: No hay un solo inocente,
11 no hay ningún sensato, nadie que busque a Dios.
12 Todos han errado el camino, todos se han pervertido. No hay ni siquiera uno que practique el bien.