32 Cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: "Ciertamente éste es el rey de Israel," y se desviaron para pelear contra él, pero Josafat gritó.
33 Al ver los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo.
34 Un hombre disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel por entre la juntura de la armadura. Y él dijo a su cochero: "Da la vuelta y sácame de la batalla, pues estoy gravemente herido."
35 Pero la batalla arreció aquel día, y el rey fue sostenido en su carro frente a los Arameos y al atardecer murió. La sangre de la herida corría hasta el fondo del carro.
36 A la puesta del sol, pasó un grito por el ejército que decía: "Cada hombre a su ciudad y cada uno a su tierra."
37 Pues el rey había muerto. Y fue llevado a Samaria, y sepultaron al rey en Samaria.
38 Lavaron el carro junto al estanque de Samaria y los perros lamieron su sangre (y allí se bañaban las rameras), conforme a la palabra que el SEÑOR había hablado.