20 Entonces el rey ordenó a Hilcías, a Ahicam, hijo de Safán, a Abdón, hijo de Micaía, al escriba Safán y a Asaías, siervo del rey:
21 "Vayan, consulten al SEÑOR por mí y por los que quedan en Israel y en Judá, acerca de las palabras del libro que se ha encontrado. Porque grande es el furor del SEÑOR que se derrama sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no han guardado la palabra del SEÑOR, haciendo conforme a todo lo que está escrito en este libro."
22 Entonces Hilcías fue con los que el rey había dicho a la profetisa Hulda, mujer de Salum, hijo de Ticva, hijo de Harhas, encargado del vestuario. Ella habitaba en Jerusalén en el segundo sector, y hablaron con ella acerca de esto.
23 Y ella les dijo: "Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: 'Digan al hombre que los ha enviado a Mí:
24 así dice el SEÑOR: "Voy a traer mal sobre este lugar y sobre sus habitantes, es decir, todas las maldiciones escritas en el libro que ellos han leído en presencia del rey de Judá.
25 "Por cuanto Me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses para provocarme a ira con todas las obras de sus manos, por tanto Mi furor se derramará sobre este lugar, y no se apagará."'"
26 "Pero al rey de Judá que los envió a ustedes a consultar al SEÑOR, así le dirán: 'Así dice el SEÑOR, Dios de Israel: "En cuanto a las palabras que has oído,