21 Pero Necao le envió mensajeros, diciéndole: "¿Qué tenemos que ver el uno con el otro, oh rey de Judá? No vengo hoy contra ti, sino contra la casa con la que estoy en guerra, y Dios me ha ordenado que me apresure. Por tu propio bien, deja de oponerte a Dios, que está conmigo, para que El no te destruya."
22 Sin embargo, Josías no quiso retirarse de él, sino que se disfrazó para combatir contra él. Tampoco escuchó las palabras de Necao que venían de boca de Dios, sino que vino a entablar batalla en la llanura de Meguido.
23 Y los arqueros hirieron al rey Josías, y el rey dijo a sus siervos: "Llévenme, porque estoy gravemente herido."
24 Sus siervos lo sacaron del carro y lo llevaron en el segundo carro que él tenía, y lo trajeron a Jerusalén donde murió, y fue sepultado en los sepulcros de sus padres. Y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías.
25 Entonces Jeremías entonó una elegía por Josías. Y todos los cantores y cantoras en sus lamentaciones hablan de Josías hasta hoy. Y las establecieron como ordenanza en Israel. También están escritas en las Lamentaciones.
26 Los demás hechos de Josías y sus obras piadosas conforme a lo escrito en la ley del SEÑOR,
27 y sus hechos, primeros y postreros, están escritos en el Libro de los Reyes de Israel y de Judá.