4 Desvaría mi mente, el espanto me sobrecoge. El anochecer que anhelaba se me convirtió en terror.
5 Ponen la mesa, extienden el mantel, comen, beben. ¡Levántense, capitanes, engrasen los escudos!,
6 Porque así me ha dicho el Señor: 'Ve, pon centinela que dé aviso de lo que vea.
7 Cuando vea hombres montados, jinetes de dos en dos, Filas de asnos, filas de camellos, Que preste mucha atención, muchísima atención.'"
8 Entonces el centinela gritó: "Oh Señor, de día yo estoy continuamente en la atalaya, Y todas las noches permanezco en mi puesto de guardia.
9 Veo que vienen hombres montados, jinetes de dos en dos." Y uno respondió: "Cayó, cayó Babilonia, Y todas las imágenes de sus dioses están destrozadas sobre la tierra."
10 ¡Oh mi pueblo trillado y afligido de mi era! Lo que he oído del SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel, les doy a conocer.