9 Ciertamente las costas Me esperarán, Y las naves de Tarsis vendrán primero, Para traer a tus hijos de lejos, Y su plata y su oro con ellos, Por el nombre del SEÑOR tu Dios, Y por el Santo de Israel porque El te ha glorificado.
10 Extranjeros edificarán tus murallas, Y sus reyes te servirán. Porque en Mi furor te herí, Pero en Mi benevolencia he tenido compasión de ti.
11 Tus puertas estarán abiertas de continuo. Ni de día ni de noche se cerrarán, Para que te traigan las riquezas de las naciones, Con sus reyes llevados en procesión.
12 Porque la nación y el reino que no te sirvan, perecerán, Y esas naciones serán completamente destruidas.
13 La gloria del Líbano vendrá a ti, El ciprés, el olmo y el boj a una, Para hermosear el lugar de Mi santuario. Y Yo haré glorioso el lugar de Mis pies.
14 Vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, Se postrarán a las plantas de tus pies todos los que te despreciaban, Y te llamarán Ciudad del SEÑOR, Sion del Santo de Israel.
15 Por cuanto tú estabas abandonada y aborrecida, Sin que nadie pasara por ti, Haré de ti gloria eterna, Gozo de generación en generación.