1 Quién me diera que mi cabeza se hiciera agua, Y mis ojos fuente de lágrimas, Para que yo llorara día y noche Por los muertos de la hija de mi pueblo.
2 Quién me diera en el desierto Un albergue de caminantes, Para dejar a mi pueblo Y alejarme de ellos. Porque todos ellos son adúlteros, Una asamblea de traidores.
3 "Tensan su lengua como su arco; La mentira y no la verdad prevalece en la tierra; Porque de mal en mal proceden, Y a Mí no Me conocen," declara el SEÑOR.
4 "Guárdese cada uno de su prójimo, Y no confíe en ningún hermano; Porque todo hermano obra con engaño, Y todo prójimo anda calumniando.
5 Cada uno engaña a su prójimo, Y no habla la verdad, Han enseñado sus lenguas a hablar mentiras; Se afanan por cometer iniquidad.