2 Como una flor brota y se marchita, Y como una sombra huye y no permanece.
3 Sobre él ciertamente abres Tus ojos, Y lo traes a juicio contigo.
4 ¿Quién hará algo limpio de lo inmundo? ¡Nadie!
5 Ya que sus días están determinados, El número de sus meses Te es conocido, Y has fijado sus límites para que no pueda pasarlos.
6 Aparta de él Tu mirada para que descanse, Hasta que cumpla su día como jornalero.
7 Porque hay esperanza para un árbol Cuando es cortado, que volverá a retoñar, Y sus renuevos no le faltarán.
8 Aunque envejezcan sus raíces en la tierra, Y muera su tronco en el polvo,