4 Porque los hijos de José eran dos tribus, Manasés y Efraín. Ellos no dieron a los Levitas ninguna porción en su tierra, sino ciudades donde habitar, con sus tierras de pasto para sus ganados y para sus posesiones.
5 Tal como el SEÑOR había ordenado a Moisés, así hicieron los Israelitas, y repartieron la tierra.
6 Entonces los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal, y Caleb, hijo de Jefone el Cenezeo, le dijo: "Tú sabes lo que el SEÑOR dijo a Moisés, hombre de Dios, acerca de ti y de mí en Cades Barnea.
7 "Yo tenía cuarenta años cuando Moisés, siervo del SEÑOR, me envió de Cades Barnea a reconocer la tierra, y le informé como yo lo sentía en mi corazón.
8 "Sin embargo, mis hermanos que subieron conmigo, hicieron atemorizar el corazón del pueblo. Pero yo seguí plenamente al SEÑOR mi Dios.
9 "Y aquel día Moisés juró y dijo: 'Ciertamente, la tierra que ha pisado tu pie será herencia tuya y de tus hijos para siempre, porque has seguido plenamente al SEÑOR mi Dios.'
10 "El SEÑOR me ha permitido vivir, tal como prometió, estos cuarenta y cinco años, desde el día en que el SEÑOR habló estas palabras a Moisés, cuando Israel caminaba en el desierto; así que ahora tengo ochenta y cinco años.