18 Porque el Monte Sion está asolado; Las zorras merodean en él.
19 Pero Tú, oh SEÑOR, reinas para siempre, Tu trono permanece de generación en generación.
20 ¿Por qué Te olvidas para siempre de nosotros, Y nos abandonas a perpetuidad?
21 Restáuranos a Ti, oh SEÑOR, y seremos restaurados; Renueva nuestros días como antaño,
22 A no ser que nos hayas desechado totalmente, Y estés enojado en gran manera contra nosotros.