5 Tus flechas son agudas; Los pueblos caen debajo de Ti; En el corazón de los enemigos del rey están Tus flechas.
6 Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre; Cetro de equidad es el cetro de Tu reino.
7 Has amado la justicia y aborrecido la iniquidad; Por tanto Dios, Tu Dios, Te ha ungido Con óleo de alegría más que a Tus compañeros.
8 Todas Tus vestiduras están perfumadas con mirra, áloe y casia; Desde palacios de marfil Te han alegrado con instrumentos de cuerda.
9 Hijas de reyes hay entre Tus damas nobles; A Tu diestra, en oro de Ofir, está la reina.
10 Escucha, hija, presta atención e inclina tu oído; Olvídate de tu pueblo y de la casa de tu padre.
11 Entonces el Rey deseará tu hermosura; Inclínate ante El, porque El es tu señor.