2 No, pues en el corazón cometen iniquidad; La violencia de sus manos reparten en la tierra.
3 Desde la matriz están desviados los impíos; Desde su nacimiento se descarrían los que hablan mentiras.
4 Tienen veneno como veneno de serpiente; Son como una cobra sorda que cierra su oído,
5 Que no oye la voz de los que encantan, Ni siquiera al más diestro encantador.
6 Oh Dios, rompe los dientes de su boca; Quiebra las muelas de los leoncillos, SEÑOR.
7 Que se diluyan como las aguas que corren; Cuando disparen sus flechas, que sean como si estuvieran sin punta.
8 Que sean como el caracol, que se disuelve según se arrastra, Como los que nacen muertos, que nunca ven el sol.