25 Cuando Pedro iba a entrar, Cornelio salió a recibirlo, y postrándose a sus pies, lo adoró.
26 Pero Pedro lo levantó, diciendo: "Ponte de pie; yo también soy hombre."
27 Conversando con él, entró y halló mucha gente reunida.
28 Entonces Pedro les dijo: "Ustedes saben que no es lícito para un Judío asociarse con un extranjero o visitarlo, pero Dios me ha mostrado que a ningún hombre debo llamar impuro o inmundo.
29 "Por eso, cuando mandaron a buscarme, vine sin poner ninguna objeción. Pregunto, pues, ¿por qué causa me han llamado?"
30 Y Cornelio respondió: "Hace cuatro días, a esta misma hora, estaba yo orando en mi casa a la hora novena (3 p.m.); y un hombre con vestiduras resplandecientes, se puso delante de mí,
31 y dijo: 'Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus obras de caridad han sido recordadas delante de Dios.