10 Pero Pablo bajó y se tendió sobre él, y después de abrazarlo, dijo: "No se alarmen, porque está vivo."
11 Volviendo arriba, después de partir el pan y de comer, conversó largamente con ellos hasta el amanecer, y entonces se marchó.
12 Al muchacho se lo llevaron vivo, y quedaron grandemente consolados.
13 Entonces nosotros, adelantándonos a tomar la nave, salimos para Asón, con el propósito de recoger allí a Pablo, pues así lo había decidido, deseando él ir por tierra hasta Asón.
14 Cuando nos encontró en Asón, lo recibimos a bordo y nos dirigimos a Mitilene.
15 Saliendo de allí, al día siguiente llegamos frente a Quío; y al otro día atracamos en Samos. Habiendo hecho escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto.
16 Porque Pablo había decidido dejar a un lado a Efeso para no detenerse en Asia, pues se apresuraba para estar, en Jerusalén el día de Pentecostés si le era posible.