20 porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo mantenía protegido. Cuando le oía se quedaba muy perplejo, pero le gustaba escucharlo.
21 Llegó un día oportuno, cuando Herodes, siendo su cumpleaños, ofreció un banquete a sus nobles y comandantes y a los principales de Galilea;
22 y cuando la hija de Herodías (Salomé) entró y danzó, agradó a Herodes y a los que se sentaban a la mesa con él; y el rey dijo a la muchacha: "Pídeme lo que quieras y te lo daré."
23 Y le juró: "Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino."
24 Ella salió y dijo a su madre: "¿Qué pediré?" "La cabeza de Juan el Bautista," le respondió ella.
25 Enseguida ella se presentó apresuradamente ante el rey con su petición, diciendo: "Quiero que me des ahora mismo la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja."
26 Aunque el rey se puso muy triste, sin embargo a causa de sus juramentos y de los que se sentaban con él a la mesa, no quiso contradecirla.