50 porque todos Lo vieron y se turbaron. Pero enseguida El habló con ellos y les dijo: "¡Tengan ánimo; soy Yo, no teman!"
51 Subió con ellos a la barca, y el viento se calmó; y ellos estaban asombrados en gran manera,
52 porque no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.
53 Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret, y atracaron en la orilla.
54 Cuando salieron de la barca, la gente enseguida reconoció a Jesús,
55 y recorrieron apresuradamente toda aquella región, y comenzaron a traer a los enfermos en sus camillas adonde oían decir que El estaba.
56 Dondequiera que El entraba en aldeas, ciudades o campos, ponían a los enfermos en las plazas, y Le rogaban que les permitiera tocar siquiera el borde de Su manto; y todos los que lo tocaban quedaban curados.