23 Pero El no le contestó nada. Y acercándose Sus discípulos, Le rogaban: "Atiéndela, pues viene gritando tras nosotros."
24 Y Jesús respondió: "No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel."
25 Pero acercándose ella, se postró ante El, diciendo: "¡Señor, ayúdame!"
26 Y El le dijo: "No está bien tomar el pan de los hijos, y echárselo a los perrillos."
27 Ella respondió: "Sí, Señor; pero también los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos."
28 Entonces Jesús le dijo: "Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas." Y su hija quedó sana desde aquel momento.
29 Pasando Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea, y subiendo al monte, se sentó allí.