19 Levantándose Jesús, lo siguió, y también Sus discípulos.
20 Y una mujer que había estado sufriendo de flujo de sangre por doce años, se Le acercó por detrás y tocó el borde de Su manto;
21 pues decía para sí: "Si tan sólo toco Su manto, sanaré."
22 Pero Jesús, volviéndose y viéndola, dijo: "Hija, ten ánimo, tu fe te ha sanado." Y al instante la mujer quedó sana.
23 Cuando Jesús entró en la casa del oficial, y vio a los flautistas y al gentío en ruidoso desorden,
24 les dijo: "Retírense, porque la niña no ha muerto, sino que está dormida." Y se burlaban de El.
25 Pero cuando habían echado fuera a la gente, El entró y la tomó de la mano; y la niña se levantó.