32 Al salir ellos de allí, Le trajeron un mudo endemoniado.
33 Después que el demonio había sido expulsado, el mudo habló; y las multitudes se maravillaban, y decían: "Jamás se ha visto cosa igual en Israel."
34 Pero los Fariseos decían: "El echa fuera los demonios por el príncipe de los demonios."
35 Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia.
36 Y viendo las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban angustiadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor.
37 Entonces dijo a Sus discípulos: "La cosecha es mucha, pero los obreros pocos.
38 "Por tanto, pidan al Señor de la cosecha que envíe obreros a Su cosecha."