34 pero a la vuelta deberéis traer a vuestro hermano menor. Así sabré que no sois espías, sino gente honrada; entonces os devolveré a vuestro hermano y podréis comerciar en mi país».
35 Cuando vaciaron sus costales, se encontraron con que la bolsa de dinero de cada uno estaba allí. Esto hizo que ellos y su padre se llenaran de preocupación.
36 Entonces su padre, Jacob, les dijo:—¡Me vais a dejar sin hijos! José ya no está con nosotros, Simeón tampoco está aquí, ¡y ahora me vais a quitar a Benjamín! ¡Todo se vuelve contra mí!
37 Pero Rubén dijo a su padre:—Confíalo a mi cuidado y yo te lo devolveré. Si no lo hago, puedes dar muerte a mis dos hijos.
38 Pero Jacob respondió:—Mi hijo no irá con vosotros. Su hermano está muerto y él es el único que me queda. Si le sucediese alguna desgracia en el viaje que vais a emprender, vosotros tendríais la culpa de que este pobre viejo se muera de pena.