8 Por entonces, Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor junto con toda su familia. También creyeron y se bautizaron muchos corintios que escucharon el mensaje.
9 Cierta noche, dijo el Señor a Pablo en una visión:— No tengas ningún temor. Sigue anunciando la buena nueva sin que nada te haga callar.
10 Yo estoy contigo, y nadie te atacará ni te causará daño; además hay muchos en esta ciudad que están destinados a formar parte de mi pueblo.
11 Así que Pablo se quedó allí un año y medio exponiéndoles el mensaje de Dios.
12 Pero siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos la emprendieron juntos contra Pablo y lo condujeron ante los tribunales
13 con esta acusación:— Este individuo induce a la gente a rendir a Dios un culto que va contra la ley.
14 Pablo iba a intervenir, cuando Galión respondió a los judíos:— Si se tratara de un crimen o de un delito grave, os prestaría la atención que requiriera el caso.