31 previó la resurrección del Mesías cuando anunció que ni lo abandonaría al poder del abismo ni su cuerpo se corrompería.
32 Pues bien, a este, que es Jesús, Dios lo ha resucitado, y todos nosotros somos testigos de ello.
33 El poder de Dios lo ha exaltado y él, habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, lo ha repartido en abundancia, como estáis viendo y oyendo.
34 David no ascendió al cielo; sin embargo, dice: Dijo el Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha
35 hasta que yo ponga a tus enemigos por estrado de tus pies».
36 Por consiguiente, sepa con seguridad todo Israel que Dios ha constituido Señor y Mesías a este mismo Jesús a quien vosotros habéis crucificado.
37 Estas palabras les llegaron hasta el fondo del corazón; así que dijeron a Pedro y a los demás apóstoles:— ¿Qué debemos hacer, hermanos?