15 Incluso sacaban a los enfermos a la calle y los ponían en lechos y camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra tocara a alguno de ellos.
16 De los pueblos próximos a Jerusalén acudían también muchedumbres de gentes llevando enfermos y personas atormentadas por espíritus malignos, y todos eran curados.
17 Entonces, el sumo sacerdote y todos los de su partido, que era el de los saduceos*, ciegos de furor,
18 apresaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública.
19 Pero un ángel del Señor abrió por la noche la puerta de la prisión y los hizo salir diciéndoles:
20 —Id y anunciad al pueblo, en medio del Templo, todo lo referente a esta forma de vida.
21 Oído este mandato, se dirigieron de mañana al Templo, donde empezaron a enseñar. Entre tanto, llegaron el sumo sacerdote y los de su partido, convocaron al Consejo Supremo y al pleno de los dirigentes israelitas, y mandaron traer de la cárcel a los presos.