3 Pedro le dijo:— Ananías, ¿por qué has permitido que Satanás te convenciera para mentir al Espíritu Santo, guardando para ti parte del precio de la finca?
4 Tuya era antes de venderla y, una vez vendida, tuyo era el producto de la venta. ¿Cómo se te ha ocurrido hacer una cosa semejante? No has mentido a los hombres sino a Dios.
5 Escuchar Ananías estas palabras y caer muerto al suelo fue todo uno, por lo que cuantos lo oyeron quedaron sobrecogidos de temor.
6 En seguida se acercaron unos jóvenes, amortajaron el cadáver y lo llevaron a enterrar.
7 Unas tres horas más tarde llegó su mujer, que ignoraba lo sucedido.
8 Pedro le preguntó:— Dime, ¿es este el valor total de la finca que vendisteis?Ella contestó:— Sí, ese es.
9 Pedro le replicó:— ¿Por qué os habéis confabulado para provocar al Espíritu del Señor? Escucha, ya se oyen a la puerta los pasos de los que vuelven de enterrar a tu marido; ahora te llevarán a ti.