2 Entonces sus servidores le dijeron:—Hay que buscar a nuestro señor, el rey, una muchacha virgen que lo atienda, lo cuide y duerma a su lado para que nuestro señor el rey entre en calor.
3 Buscaron una muchacha hermosa por todo el territorio de Israel, encontraron a Abisag la sunamita y se la llevaron al rey.
4 La muchacha, que era muy hermosa, cuidaba al rey y lo servía; pero el rey no tuvo relaciones con ella.
5 Adonías, hijo de Jaguit, presumiendo de que él sería el rey, se procuró un carro, caballos y una escolta de cincuenta hombres.
6 Su padre David nunca le había regañado ni le pedía cuentas de lo que hacía, pues había nacido después de Absalón y era también muy atractivo.
7 Adonías se había confabulado con Joab, el hijo de Seruyá, y con el sacerdote Abiatar, que secundaban sus propósitos.
8 En cambio, el sacerdote Sadoc, Benaías, el hijo de Joyadá, el profeta Natán, Simeí, Reí y los valientes de David no estaban a favor de Adonías.