36 Benaías, el hijo de Joyadá, respondió al rey:—¡Amén! Que así lo decrete el Señor, Dios de mi señor, el rey.
37 Que el Señor esté con Salomón como lo ha estado con mi señor, el rey, y que haga su reino más poderoso que el reino de mi señor, el rey David.
38 Entonces el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Benaías, el hijo de Joyadá, los quereteos y los peleteos fueron a montar a Salomón en la mula del rey David y lo llevaron a Guijón.
39 El sacerdote Sadoc tomó el cuerno de aceite del santuario y consagró a Salomón. Después hicieron sonar la trompeta y toda la gente se puso a gritar:—¡Viva el rey Salomón!
40 Luego todos subieron tras él al son de trompetas y con tanto alboroto que la tierra parecía temblar con sus gritos.
41 Adonías y todos sus invitados lo oyeron cuando acababan de comer. Joab escuchó el sonido de la trompeta y dijo:—¿Por qué hay tanto alboroto en la ciudad?
42 Mientras hablaba llegó Jonatán, el hijo del sacerdote Abiatar, y Adonías le dijo:—Entra, que tú eres persona influyente y traerás buenas noticias.