2 mujeres de las naciones acerca de las cuales el Señor había prevenido a los israelitas: «No se unan a ellas ni ellas a ustedes, porque seguramente desviarán su corazón tras sus dioses». Pero Salomón, con sus amores, se unió a ellas
3 y tuvo setecientas esposas de sangre real y trescientas concubinas, que desviaron su corazón.
4 Cuando Salomón llegó a viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses y ya no perteneció íntegramente al Señor, como el corazón de su padre David.
5 Salomón siguió a Astarté, diosa de los sidonios, y a Milcón, abominable ídolo de los amonitas.
6 Ofendió con su conducta al Señor y no siguió fielmente al Señor, como lo había seguido su padre David.
7 Entonces construyó en el monte que hay frente a Jerusalén un santuario a Quemós, abominable ídolo de Moab, y otro a Milcón, abominable ídolo de los amonitas.
8 Y lo mismo hizo para todas sus mujeres extranjeras, que quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.