25 Entonces el rey de Israel ordenó:—Agarren a Miqueas, entréguenselo a Amón, el gobernador de la ciudad, y al príncipe Joel
26 y díganles: «El rey ha ordenado que lo metan en la cárcel y que le racionen el pan y el agua hasta que el rey regrese sano y salvo».
27 Miqueas le dijo:—Si consigues regresar sano y salvo, es que el Señor no ha hablado por mi boca.
28 El rey de Israel y Josafat, el rey de Judá, fueron a atacar Ramot de Galaad.
29 El rey de Israel dijo a Josafat:—Yo voy a disfrazarme para entrar en combate, pero tú conserva tus vestiduras reales.Así que el rey de Israel entró en combate disfrazado.
30 El rey de Siria había ordenado a sus jefes de carros que no atacasen ni a soldados ni a oficiales; solo al rey de Israel.
31 Cuando los jefes de carros vieron a Josafat creyeron que se trataba del rey de Israel y se dispusieron a atacarlo; pero Josafat se puso a gritar y el Señor lo ayudó, apartándolos de él,