2 y recorrieron Judá convocando a los levitas de todas las ciudades de Judá y a los cabezas de familia de Israel para ir a Jerusalén.
3 Luego toda la asamblea selló un pacto con el rey en el Templo de Dios, y Joyadá les dijo:—Les presento al príncipe que debe reinar, tal como el Señor prometió a los descendientes de David.
4 Esto es lo que harán: el tercio de sacerdotes y levitas que entra de servicio el sábado hará guardia en las puertas;
5 otro tercio se ocupará del palacio real, y el otro de la puerta de la Fundación, mientras todo el pueblo se quedará en los atrios del Templo del Señor.
6 Nadie entrará en el Templo del Señor, a excepción de los sacerdotes y los levitas que estén de servicio, que podrán entrar por estar consagrados. Pero el resto de la gente observará las prescripciones del Señor.
7 Los levitas rodearán completamente al rey con las armas en la mano y si alguien intenta entrar en palacio, lo matan. Tienen que acompañar al rey a todas partes.
8 Los levitas y todo Judá hicieron todo lo que el sacerdote Joyadá les había ordenado: cada uno con sus hombres, tanto los que entraban de servicio el sábado, como los que salían, pues el sacerdote Joyadá no había licenciado a ningún turno.